El RankBrain, que se lanzó por primera vez a finales de 2015, es un algoritmo que se basa en inteligencia artificial, es decir, trata de aprender y autoalimentarse, con el objetivo de entender qué están buscando los usuarios para entregar respuestas más precisas.
Es decir, no busca la concordancia de una serie de keywords entre la búsqueda y los contenidos de una web, da un paso más allá ya que su principal función es predecir el significado e intención de búsqueda de los usuarios, interpretando los resultados de búsqueda y es capaz de relacionar conceptos que pueden resultar ambiguos.
Desde siempre Google realiza conexiones entre términos y presenta resultados inteligentes, las conexiones que hace Google están basadas en el “trabajo” que hacen los humanos, no directamente si no en listas y bases de datos de conexiones posibles. Pero, esta forma de buscar conexiones ya no da abasto con el volumen de búsquedas realizadas diariamente en Google. El 15% de las búsquedas son nuevas para Google, que no fueron realizadas antes. El RankBrain fue diseñado para tratar este 15% de búsquedas nuevas, aprendiendo de forma autónoma el significado de estas búsquedas y presentando respuestas, sin intervención de los humanos.
¿Cómo lo hacen? Por el significado de las palabras, la relación que estas tengan y finalmente la intención o sentimiento del usuario al realizar una búsqueda, para ello utiliza el historial de búsquedas, CTR del SERP (los clics de los resultados de las búsquedas), rankings históricos y muchos otros.
Google busca que el foco de la optimización SEO se centre en los usuarios. Si un sitio web ofrece una buena experiencia con información de utilidad y calidad, se le premiará con visibilidad en los resultados de búsqueda, en caso contrario, si solo se preocupa de los aspectos técnicos, por muy bien que estén hechos, no logrará posicionarse.
Aunque durante el último año el algoritmo se aplicó solo en un 15% de las búsquedas, en 2017 debido a su efectividad, la intención es implementarlo en el 100% de la búsquedas y convertirlo en el tercer factor más importante de posicionamiento después de los enlaces que recibe la página y las palabras clave que aparecen en la misma.